Buenas tardes a todos nuestros lectores y lectoras!!!!
Antes de empezar con esta nueva entrada, nos gustaría aclarar una cosita... para todos los que pensáis que este post es sobre historia de la música, ¡os equivocáis! Seguid leyendo y no os lo perdáis.
Esta semana en nuestra clase de música, de la que tanto nos gusta hablaros, hemos aprendido que cuando enseñamos al alumnado una canción nueva es importante que esté acompañada de una historia, para ayudarles a memorizar tanto la melodía como el baile que propongamos. Con este objetivo planteamos la siguiente historia para la audición que se nos puso en clase:
Al empezar la canción, nos fuimos acercando unas a otras, simulando a los relojes de cuco. Después hicimos un círculo y nos íbamos desplazando en el sentido de las agujas del reloj, señalando el paso del tiempo. A continuación, con los brazos relajados hacia delante simulamos el movimiento de un reloj de péndulo. Con todo esto quisimos representar una relojería y todos los relojes que en ella podemos encontrar.
En la canción se podía distinguir una parte en la que la melodía adquiría un sonido más dramático que el resto. En esta parte, hicimos gestos en parejas, dos marcaban la hora y dos buscaban algo que se había perdido. Con esto quisimos transmitir ese suspense de la melodía con nuestro cuerpo y nuestra expresión.
Para terminar, se volvía a repetir la primera frase musical con la que empezó la canción, una parte más alegre, por lo que decidimos representar que, las dos personas que buscaban se encontraban con las dos que marcaban la hora y todo volvía a ser armonía y felicidad en la relojería.
Belén.
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